Nació el pasado otoño en Barcelona. Se gestó tras un paseo nocturno, la noche en que redescubrí el cine de Woody Allen. Tan sólo hizo falta volver a escuchar las melodías de Gershwin asociadas a la fotografía de Manhattan para que despertase en mí la sensación de una nostalgia imperecedera. No moriría aquella sensación, pero sí lo haría aquella etapa en la que el rencuentro con el cine y la literatura prometía un futuro esperanzador. Poco a poco esa esperanza se fue perdiendo, hasta quedar reducida al deseo de no dejarla marchar. Pero atrás quedaron esos días, de los que guardo en la retina imágenes memorables. Hoy los recuerdo en estos versos, de nuevo en otoño. Y en ocasiones me pregunto si días así volverán a ser para mí…
Llegué tarde
Sin querer,
Sin remedio.
Caminé sin cesar
Largas calles,
Lo conocido se hizo inhóspito
Y la voluntad, recuerdo.
Sin pensar
Di con mis pies
Frente a esa puerta.
Tras el cristal
La sala vacía
Aguardaba la venida…
Pero mi visita
No estaba prevista,
No esta vez…
Y ahora
Vuelvo tarde
En silencio.
Deambulo bajo el frescor
De húmedas ramas,
Frío y distante me alienta
A cruzar la calle
De altos edificios
Oigo tristes melodías
Tal vez se apaguen
Al rozar el suelo
Oscuro se hace ya
Para esta luz azulada,
La ciudad dormita…
No llego a casa,
No esta noche… .
Sin querer,
Sin remedio.
Caminé sin cesar
Largas calles,
Lo conocido se hizo inhóspito
Y la voluntad, recuerdo.
Sin pensar
Di con mis pies
Frente a esa puerta.
Tras el cristal
La sala vacía
Aguardaba la venida…
Pero mi visita
No estaba prevista,
No esta vez…
Y ahora
Vuelvo tarde
En silencio.
Deambulo bajo el frescor
De húmedas ramas,
Frío y distante me alienta
A cruzar la calle
De altos edificios
Oigo tristes melodías
Tal vez se apaguen
Al rozar el suelo
Oscuro se hace ya
Para esta luz azulada,
La ciudad dormita…
No llego a casa,
No esta noche… .