Born to Run: A la carrera de la inspiración perdida...
Corría
una tarde de mayo de 2015 cuando echada en la habitación sin más ocupación que
escuchar Born To Run y recordar con
nostalgia vivencias de meses anteriores surgió espontáneamente el primer verso.
Caía la tarde y me encontraba a las puertas de la noche. En ese tránsito cayó
del cielo «Jungleland», alterando cualquier estado de relajación y calma
interior. Melodía y letra irrumpieron en el lado derecho de mi cerebro,
despertando sensaciones adormecidas y potenciando la imaginación… Allá a mitad
de canción llegó la inspiración con el maravilloso solo de Clemons. El resto
queda reflejado más abajo…
A las puertas de la larga noche
Siente el pulso de la ciudad
Languidece en la lejanía de su sofá
Donde recostada,
Medita sobre cómo escribir poesía
Al frente la ventana hace de marco
Desde el que poetizar la calle
Se asoma tímidamente
Al frescor de la brisa salobre
Sube por la cuesta hasta su cara
Pero ni siquiera su caricia
Romantiza el intento
De componer algo aceptable
Levanta la cabeza ante un sonido,
Una melodía lejana
Procedente de algún tejado,
El paseante que baja la cuesta
Se une a la búsqueda
En la quietud de la noche estival
Qué belleza… ¿qué es lo que suena?
Saxofón, piano, batería... ¿violín?
Treparía como un gato para saber
De dónde viene…
De tejado en tejado buscaría
Una imagen digna de ser cantada
Tal vez la de dos amantes bailando
En alguna azotea
Cuando su mirada aún es inocente
E ignora el nuevo día,
O la de un poeta fumando
Que contempla a través del humo
La vida que pasa
A la espera de que algo suceda
Para imprimirlo en tinta y papel,
Al murmullo del café que cierra
Acudiría, tras el tintineo de tazas y platos
Y el olor a vino picado
De algún patio trasero
Desde el que saltaría
Para sentir la humedad del suelo
Y seguir mi marcha nocturna
Dejando tras de mí callejas oscuras
Y transeúntes somnolientos,
Cuando el cansancio apremiase
De nuevo me elevaría
Al cielo de los tejados
En algún rincón tranquilo
Descansaría, a la luz de las buhardillas
Y el eco de sirenas lejanas…
Todo ello moriría conmigo
Al calor de esa melodía
Y cuando se apagase
Volvería de puntillas
A mi habitación…
Ahora la calle queda desierta
Tras la sombra del paseante
En silencio, vuelve dentro
Se gira y mira el cielo con ternura,
Y espera, espera hacer de ese momento