lunes, 16 de mayo de 2016

Frances Ha o la curiosa sensación de dar tumbos


Cuando de interpretar se trata, pocos recursos me resultan tan útiles como ciertas expresiones coloquiales. Sobre todo si, más allá de la gracia etimológica que guardan, terminan por asociarse a una forma de vida.   


Podría decirse que doy tumbos en muchos aspectos: en cine, de un director a otro; en literatura, de un género a otro; en el día a día, de una indecisión a otra…, y así en otras tantas facetas de la vida en las que cuesta encontrar el equilibrio. Es entonces cuando en la búsqueda de la armonía perdida bebo de la fuente del arte, de la que ocasionalmente surgen obras digeribles para el ánimo. Con ellas nacen personajes, o mejor dicho acompañantes, que proponen otras vías de recorrido vital a la par que exploran nuevas formas de autorrealización.     


Interpretaciones Culturales, Frances Ha


Es el caso de Frances Ha, fiel ejemplo de la filosofía de la inquietud, de la búsqueda del deseo, aunque no esté claramente definido. No se sabe muy bien hacia dónde se dirige. Sin embargo, no se detiene. Vive en la instantaneidad del momento hasta que tras varios tropiezos encuentra irremediablemente su camino.

Comienza entonces un viaje hacia el «cómo» que plantea y muestra a la vez alternativas de superación vital.

Llegado a este punto recuerdo el estribillo de Like a Rolling Stone: «How does it feel?, how does it feel / to be on your own, with no direction home / A complete unknown, like a rolling stone».

«¿Cómo se siente?» pregunta Dylan a la protagonista, que vaga de un lado a otro, perdida y desolada. «¿Cómo se sentirá Frances?», me pregunto al verla deambular. Sin trabajo estable y tras varias mudanzas a la espalda, se calza las converse y sale a la carrera de la ansiada independencia.

Interpretaciones Culturales, Frances Ha

Nos vamos de tour por calles y barrios neoyorquinos a ritmo de Bowie. El tiempo vuela entre fotograma y fotograma al paso de un presente que mantiene activas las piernas de Frances: salta, ríe y baila con la fugacidad del momento.

Los días pasan y no se intuyen grandes logros ni grandes metas, pero la frescura de la carrera aún pervive en la memoria.
Surgen contratiempos, uno tras otro, que dificultan su aspiración de conseguir vivir por cuenta propia. Parece que todo se tuerce. Sin embargo, todo sigue en constante movimiento.



Interpretaciones Culturales, Frances Ha
Cambia Frances y cambia su entorno, sale a flote el pragmatismo del personaje: el revulsivo que despereza la mente y activa la capacidad de reinvención. Surgen entonces nuevas formas de vivir para nuevas experiencias. De forma que ante la imposibilidad de vivir como desea en un primer momento, cambia y se adapta a las circunstancias. 
Se sumerge en un proceso de renuncia y experimentación, de prueba y error, con el bagaje existencial que conlleva: la pérdida de complejos y miedos que le permiten seguir corriendo... y sonriendo.






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